Siempre tuve
dificultades para hacer la rúbrica. Cuando era un adolescente solo firmaba con
mi nombre y mis apellidos. A veces me atrevía con un trazo. Una raya que era
una raya, no una raya con un punto o dos líneas verticales. Mi madre me
reprendía constantemente. ¿Qué va a
decir la gente cuando te vea firmar de ese modo? Pensarán que no tienes personalidad, fíjate en tu
padre. Al hacerlo, solo veía el ángulo ascendente de sus letras y el lazo con
el que adornaba sus iniciales. Como si tuviera el mundo en sus manos. Así que me puse a ello. Ensayaba piruetas y
espirales día y noche, sin descanso, pero al final acababa escribiendo mi
nombre como de costumbre.
Poco después me llevaron al psicólogo. Tras una
charla preliminar me envió a una terapia de grupo con adolescentes y firmas
como la mía, que no encajaban en el modelo.
Soy Ezequiel, he corregido mi tendencia
a la protección con dos trazos rectos, o me llamo Julia y ahora escribo
mi nombre con mayúsculas y estoy mejor conmigo misma. Y aplaudíamos y nos felicitábamos los unos a
los otros, porque la victoria de uno era la victoria de todos. No siempre era así desde luego. Había quienes
recaían y volvían a sus antiguos hábitos, días enteros dedicados a la
autocompasión y a las letras pequeñas y abarrotadas. Yo también sufrí una de
esas recaidas. Estuve ingresado varios meses en una de las mejores residencias
para el tratamiento de firmas. Aún recuerdo las sesiones en el módulo de
aprendizaje y aquellos sensores de rúbrica autoprogramada.
A mi salida estudié derecho y olvidé todo aquello. Ahora contemplo el mundo desde el quinto piso
del Sojo, uno de los edificios de
oficinas más modernos del centro. Desde
aquí puedo ver los pequeños cafés y las
tiendas que saturan las calles cercanas, un hervidero de gente y pasos apresurados. A veces, cuando firmo un talón o una
felicitación de navidad, siento un vago sentimiento de nostalgia por mi antigua
firma, pero logro sobreponerme, como si
por fin hubiese alcanzado mis sueños.
Esa forma que tenía mi padre de abarcar el mundo.